Benidorm es una ciudad única en Europa: concentra una enorme oferta turística en muy poco espacio gracias a sus famosos rascacielos frente al mar. Esto hace que las distancias sean cortas, que sea una ciudad muy cómoda de recorrer a pie y, además, más sostenible que la mayoría de destinos donde es necesario usar coche para todo o recorrer largas distancias en transporte público.
Todo está cerca: playas, bares, restaurantes y ocio nocturno.
Desde la Playa de Levante puedes llegar andando al casco antiguo o a la Playa de Poniente en pocos minutos.
El Balcón del Mediterráneo, punto icónico, está entre ambas playas y se alcanza fácilmente caminando.
Consejo local: caminar por el paseo marítimo al atardecer es uno de los grandes placeres de Benidorm.
Los taxis oficiales son blancos con franja azul y usan taxímetro.
Precios orientativos: Playa de Levante → casco antiguo: 6–10 €; Centro → Terra Mítica: 12–15 €.
VTC como Cabify y Uber funcionan en Benidorm y se pueden solicitar por app, aunque los taxis locales siguen siendo más abundantes.
Truco: en noches de verano pedir taxi/VTC con antelación evita esperas largas.
La empresa Llorente Bus conecta playas, casco antiguo y parques temáticos.
Billete sencillo: 1,50 € aprox.
Hay líneas directas a Terra Mítica, Aqualandia y Mundomar.
Se paga en efectivo o tarjeta en el propio bus.
Consejo: si vas a moverte mucho, la tarjeta recargable de Llorente Bus ahorra dinero.
La ciudad cuenta con carriles bici en el paseo marítimo y zonas centrales.
Empresas locales alquilan bicis y patinetes eléctricos por horas o días.
Es una forma económica y sostenible de moverse.
Importante: circula por carril bici; en zonas peatonales pueden multar.
Dentro de la ciudad no es recomendable: aparcar es complicado y la mayoría de las plazas libres son de pago.
Solo merece la pena si planeas excursiones a Altea, Calpe o Guadalest.
Hay parkings disuasorios más económicos en la zona de Poniente.